Al viajar en tren o por la autopista, cuando vamos de una comunidad autónoma a otra de la península ibérica, generalmente la vista se nos pierde a lo lejos, mirando el paisaje. Los más imaginativos tal vez piensen en cómo -ocultados en las montañas llenas de maleza-, aparecen furtivamente animales que podrían dañarlos si nos acercamos, tal es el grado de salvajismo en el que viven.
Gracias a que habitan en esos resguardos es que existe precisamente la diversidad biológica, esa que debemos preservar, y que está dada precisamente por las especies que pueblan no solo los campos, sino también esos montes, donde viven animales como la cabra montés, el gamo, el jabalí y el corzo.
No obstante, hay varias causas propiciadoras de la disminución y hasta de la posible extinción de muchas especies, que van desde el cambio climático, la deforestación, la excesiva contaminación del medio ambiente hasta la acción humana.
CABRAS MONTESAS
Con un pelaje de color pardo grisáceo por el dorso y blanco por el vientre, según la estación, la cabra montés podemos encontrarla en la zona montañosa de España, es de complexión fuerte y robusta pero más pequeña que el ciervo. Es tal su endemismo que actualmente se encuentra principalmente en las áreas montañosas de España y del norte de Portugal.
Su hábitat ideal son los bosques, extensiones herbáceas, así como cotas montañosas muy altas de 500 a más de 2000 metros y en el verano pueden ir a refugiarse en zonas aún más elevadas de entre 500 y 2500 metros de altura, subiendo en verano incluso por encima de los 3000 metros.
Como se ha divulgado y tomado acciones a favor de su preservación aparecen a veces en zonas costeras de Málaga, Granada o Almería. Constituye una especie única en el mundo, endémica de la Península.
EXCAVAN EL HIELO EN BUSCA DE SUSTENTO
La cabra montés se alimenta de hierba y su instinto de conservación durante el invierno la convierte en más arbustiva, con capacidad para excavar en superficies heladas a fin de encontrar alguna vegetación.
Debemos destacar que en la península ibérica se han descrito cuatro subespecies de cabra montesa que se basan en la corpulencia, distribución de las manchas negras del pelaje de los machos y longitud y sección transversal de la cornamenta.
Con olfato, vista y oído muy desarrollados, resulta una especie muy desconfiada ante la cercanía de los seres humanos, aunque hay lugares donde se han habituado a su presencia y no los extrañan.
CIERVOS
Aunque nos estamos refiriendo a los animales que podemos encontrar en los montes españoles, el ciervo cuenta con gran variedad de hábitats, desde los sistemas montañosos, a los bosques densos o las dehesas, donde puede convivir con la presencia del hombre, y su enemigo más reconocido es el lobo.
El ciervo posee hábitos nocturnos, menos en la etapa de celo, con mayor actividad a la puesta de sol y al alba. Se afirma que en sitios en los cuales no hay presencia del ser humano, tiene hábitos diurnos.
ANIMALES AUTÓCTONOS DE LA PENÍNSULA IBÉRICA
Entre los animales autóctonos de la península ibérica hay varios tipos de ciervos, cuyo rastro puede descubrirse debido a sus pezuñas hendidas y alargadas, con dedos secundarios que se marcan en el suelo blando o cuando el animal corre.
A los dos años el ciervo es ya adulto, no obstante para que el macho pueda aparearse y reproducir la especie requerirá algunos años compitiendo con otros adultos más desarrollados que estarán como machos de la manada.
Reconocido como el mayor de los herbívoros silvestres de España, puede alcanzar una masa corporal de hasta 200 kilógramos, una longitud de alrededor de dos metros y una altura a la cruz de entre uno y un metro y medio.
GAMOS
Ahora, en los meses de verano, los gamos presentan su capa castaña punteada de blanco, mientras en invierno se torna grisácea y los puntos se hacen menos apreciables.
Si observamos con detenimiento a los machos adultos veremos que sus cuernos palmeados –palas-, que se diferencian de la cuerna de los ciervos por no tener astas. También son menores que los ciervos.
Viven en manadas de hembras y subadultos todo el año, pero en meses de verano los machos adultos se suman al grupo con vistas al apareamiento. Su alimentación se basa en hierba, hojas y corteza de ramas bajas de los árboles.
DE GRANDES ASTAS
Las astas empiezan a formarse a partir de dos protuberancias del cráneo y cuando crece se recubren de una capa que le llaman borra y cuenta con varios vasos sanguíneos, como alimento del hueso que está debajo.
Al desarrollarse con el paso de los años se ramifican cada vez más hasta adquirir el porte de un individuo adulto bien formado y es el propio animal el que se desprende de la borra al restregarse contra unas ramas donde la deja para siempre.
JABALÍS
Con gran similitud con el cerdo doméstico, es el jabalí un animal con cerdas largas y ásperas y una densa lana inferior.
Tiene una coloración que va de gris oscura a negra y las crías son marrones, con tres o cuatro bandas longitudinales amarillentas a cada lado del cuerpo, rematado por una cola mediana que termina en una borla.
Sus lugares preferidos para vivir aquellos con matorrales, marismas, bosque mediterráneo, bosques de coníferas y regiones cubiertas de abundante vegetación, con presencia en toda la península ibérica, sobre todo en el centro, el norte de Andalucía y Cataluña.
CAZADORES EN SU BÚSQUEDA
Su población es abundante y es considerado como pieza de caza mayor. Está incluido en la lista 100 de las especies exóticas invasoras más dañinas del mundo de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
Es fácil de identificar por su cabeza grande y alargada, en la que destacan unos ojos muy pequeños. Su cuerpo rechoncho se acentúa por el cuello es grueso y las patas que son muy cortas.
CORZOS
Reconocido como el cérvido de menor tamaño de la península, el corzo es difícil de confundir con otra especie.
Los principales núcleos poblacionales ocupan la Cordillera Cantábrica, Pirineos y los Sistemas Ibérico y Central. Desde ellos esta especie se encuentra en proceso de expansión y se pueden encontrar además reductos poblacionales en los Montes de Toledo, Sierra Morena, el este de Extremadura y en las sierras andaluzas de Jaén y Cádiz.
Tanto los ejemplares de uno como de otro sexo cuenta con el extremo del hocico de color negro, ojos grandes y orejas prominentes.
SUFRIÓ PELIGRO DE EXTINCIÓN
El corzo estuvo casi extinguido en zonas del sur de Europa debido a la pérdida de su hábitat y la sobreexplotación en la primera mitad del siglo pasado.
Desde hace unos 20 a 40 años comenzó su incremento nuevamente debido al abandono del campo, la mejora de los regímenes de caza y las reintroducciones. Cuenta con una extraordinaria capacidad de adaptación a distintos medios como estratos agro-forestales o, incluso, netamente agrícolas y humanizados, en los que otras especies no podrían habitar por su necesidad de ambientes del tipo forestal puro.
CUIDAR LA FLORA Y LA FAUNA CONSTITUYE UN IMPERATIVO
Luego de este recuento de animales que podemos encontrar en las montañas españolas, vale reiterar la necesidad de cuidar el medio donde ellos viven, de preservar esas especies, algunas endémicas, pues de ello depende que la biodiversidad se mantenga para bien de la Naturaleza y también de los seres humanos.